La mayoría de la electricidad consumida hoy en día a nivel mundial procede de dos fuentes: los combustibles fósiles y la energía nuclear. La explotación de ambas a largo plazo resulta insostenible porque los recursos son limitados y porque su extracción o procesamiento afecta de forma negativa al medio ambiente. Por lo tanto, a medida que aumenta nuestra dependencia, éstos recursos son menos accesibles y más caros, involucrándose en su distribución y procesamiento multitud de agentes enfrentados. Esto provoca un fuerte impacto económico y social que puede desembocar en una guerra energética que prácticamente ya es una realidad.
En este marco de crisis e incertidumbre es necesario buscar otras fuentes energéticas que no sean nocivas para el medio ambiente y que permitan cubrir son suficiencia las demandas energéticas. Las energías renovables son perfectas para ello ya que se obtienen de fuentes naturales virtualmente inagotables y que se encuentran a nuestro alrededor.